viernes, 19 de abril de 2024

Los abusos de la memoria - Tzvetan Todorov

Título: Los abusos de la memoria                                                                                         Autor: Tzvetan Todorov

Páginas: 62 pág.

Editorial: Paidós

Precio: 9,95 euros 

Año de edición: 2013

Vivimos bajo el imperio de la memoria. En España no cesan en el debate público las polémicas acerca de la llamada memoria histórica. Desde 2022 existe una Ley de Memoria Democrática que pretende fomentar el conocimiento de las etapas democráticas de la historia de España y preservar la memoria de las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura franquista. La derecha ataca la memoria histórica acusándola de soviética, sectaria y parcial. La izquierda acusa a la derecha de ser heredera del franquismo. Así que los debates sobre la memoria se convierten en un campo de batalla en donde se dirimen en el presente político los traumas del pasado y se trata de deslegitimar al adversario. Lo mismo sucede en otros países. Naturalmente, los combates por la memoria propician todo tipo de tergiversaciones históricas. Porque una cosa es la memoria y otra distinta la historia. La historia se nutre de memoria, pero la trasciende gracias a un enfoque objetivo y universal, que se quiere imparcial. La memoria es parcial y reivindicativa. 

Tzvetan Todorov en su breve «Los abusos de la memoria» (2008) propone un perspicaz análisis de lo que es la memoria, de su buen uso y de la necesidad de evitar su sacralización. En primer lugar, debe decirse que la memoria se nutre no solo del recuerdo, sino también del olvido. La memoria supone una selección de aquello que debe recordarse. Esta selección obedece a unos criterios previos que no son para nada inocentes. La memoria siempre escoge consciente o inconscientemente. La memoria individual criba los recuerdos para hacer más fácil la vida del individuo. La memoria colectiva oscurece unos hechos históricos, poniendo el foco del recuerdo en otros. 

En cambio, la investigación histórica, por definición, tiene una dimensión universal. La buena historia investiga en vez de conmemorar; evita las generalizaciones abusivas; intenta comprender los hechos en su contexto; compara unos acontecimientos con otros; y evita las soflamas moralizantes, siempre superficiales. Además, de la historia se sacan enseñanzas para el presente, que no deben echarse en saco roto, asumiendo, no obstante, que la historia nunca se repite. Saltan las diferencias entre memoria e historia. 

Todorov dice que las memorias deben compararse, lo que implica analizarlas críticamente, para así poder extraer conclusiones universales. Pero si la memoria se convierte en un culto religioso a lo «único, incomparable e irrepetible», se destruye la misma posibilidad de un debate racional. No se trata de justificar nada, pero sí de comparar y contextualizar, sin necesidad de absolver a los verdugos. Los acontecimientos históricos deben explicarse, aun los más aparentemente absurdos e inhumanos. En el caso del Holocausto, se ha insistido tanto en su excepcionalidad, que ha acabado por convertirse en una industria cultural más, bastante trivial a menudo. 

Evidentemente, la historia permite comparar el Holocausto con el Gulag, las bombas atómicas o el exterminio de los armenios, aunque solo sea por el común sufrimiento humano que suponen estos terribles acontecimientos. Otro peligro de la trivialización de la memoria, para Todorov, es el victimismo de aquellos que siempre se creen víctimas. Ejemplo: el estado de Israel, una potencia militar de primer orden, está llevando a cabo una dura política de limpieza étnica en Palestina, pero dice sentirse amenazado por un fantasmagórico «nuevo Holocausto». Por supuesto, se trata de una sencilla y eficaz estrategia política para acallar cualquier crítica, acusando de antisemitas a los discrepantes. Otros colectivos hacen lo mismo por otras causas. 

Por lo demás, la sacralización y trivialización de la memoria (paradójicamente, una cosa lleva a la otra) permite centrar el «mal absoluto» en el pasado. Como señala con lucidez Todorov, luchar contra los fantasmas de Hitler o Stalin nos evita combatir contra los criminales de aquí y ahora. El mal está confinado en el pasado. En el presente no existe el mal, solo daños colaterales. Los adictos a la memoria trivial hacen su papel de héroes y nos regalan lecciones de moralina. Sin embargo, «dar lecciones de moral nunca ha sido una prueba de virtud», advierte Todorov¿Acaso ahora mismo no se están produciendo matanzas, torturas, guerras salvajes y abusos de todo tipo? ¿Y sus responsables no son a veces esos países tan aficionados a recordarnos lo que ellos quieren, como ellos quieren y cuando ellos quieren? La buena conciencia más perversa es la otra cara de la memoria trivial. 

Todorov defiende una memoria crítica y universal, que incluya y no excluya, que permita entender los sufrimientos humanos del pasado y del presente, que no subordine el presente al pasado sino el pasado al presente, y que atendiendo al carácter único e irrepetible de cualquier acontecimiento (lo cual es una perogrullada), nos permita entenderlo en su dimensión universal, o sea humana, y siempre en conexión con otros acontecimientos. Un pequeño gran libro cuya lectura se hace absorbente por la inteligencia sin mácula, el estilo exacto y el valor moral de su autor. 

Tzvetan Todorov

Tzvetan Todorov (1939-2017), fue un sabio francés de ascendencia búlgara. Todorov nació en Sofía. Era hijo de bibliotecarios, así que su contacto con los libros fue temprano y fecundo. En 1963 se trasladó a París para sus estudios de doctorado. Fue alumno del lingüista estructuralista Roland Barthes. Todorov se nacionalizó francés. Sus impecables libros tratan de historia literaria, semiótica e historia cultural. Serio defensor de una filosofía universalista e ilustrada contraria a las mitologías etnocéntricas, se convirtió en uno de los intelectuales europeos más respetados. En 2008 recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Ciencias Sociales. Tzvetan Todorov falleció en París en 2017. 

Publicado por Alberto.

jueves, 18 de abril de 2024

Tú eres la tarea - Franz Kafka

Título: Tú eres la tarea                                                                                                          Autor: Franz Kafka

Páginas: 256 pág.

Editorial: Acantilado

Precio: 18 euros 

Año de edición: 2024

Este insólito y sesudo tratado, contiene 109 aforismos y párrafos significativos de Franz Kafka, extraídos de sus cartas, diarios, anotaciones, relatos y textos publicados. Cada cita está recogida en español y en alemán, y viene acompañada de la referencia exacta de la obra y página donde se puede encontrar y de un enjundioso comentario y explicación que suele tener una longitud aproximada de una pagina.

Tan detallada y prolija labor de hexégesis, ha sido realizada por el mayor especialista vivo en la obra de Kafka, el alemán Reiner Stach, que presenta esta edición con un prólogo de 22 páginas, en el que encontramos una introducción lúcida y divulgativa sobre el pensamiento del genio de Praga.

Stach sostiene que esto aforismos constituyen una de las creaciones intelectuales más originales del siglo XX, aunque no fueron escritas como una obra unitaria, ni su autor pretendía con ellos ni asombrarnos, ni ser ingenioso, ni profundo, pero sin embargo, con estas líneas consigue todo eso y mucho más. La experiencia de leer estas líneas y sus comentarios es la de descubrir a un pensador profundo, brillante y poderoso, allí donde creíamos que solo había un escritor genial. 

Esta obra demuestra que Kafka no escribió lo que escribió por casualidad, ni por intuición, ni sin saber lo que estaba escribiendo; hay mucha reflexión, mucha autoconsciencia y mucho pensamiento detrás de su obra y, si bien puede ser un poco exagerado pensar que era un filosofo, desde luego que era un pensador muy interesante. Leer estos aforismos, a menudo sintéticos y casi impenetrables, nos asombra y nos hace pensar sobre muchas cosas que dábamos por supuestas. La tarea de interpretarlos y explicarlos de manera convincente nos parece que tiene muchísimo mérito y un ingente número de horas de concentrada dedicación.

En fin, una obra única e interesantísima, muy recomendable tanto para conocer en profundidad cómo pensaba el bueno de Franz, como para efectuar una inmersión en el pensamiento de un europeo sensible e inteligente que vivió una época convulsa y única de cruce de culturas.

Desde el primero, «El camino verdadero pasa por una cuerda que no está tendida en lo alto, sino apenas por encima del suelo. Parece más destinada a tropezar que a ser rebasada», hasta el número ciento nueve, «No es necesario que salgas de casa. Quédate junto a tu mesa y escucha. Ni siquiera escuches, solo espera. Ni siquiera esperes, quédate absolutamente tranquilo y solo. El mundo se te brindará para que lo desenmascares, no puede hacer otra cosa, embelesado se rendirá ante ti», estas reflexiones no tienen desperdicio. Poéticas, enigmáticas, profundas, inspiradoras, sugerentes, dan la sensación de resumir su más profundo pensamiento.

Un libro único e imprescindible, de una belleza sobrecogedora. Una obra impresionante que nos obliga a pensar y que nos acompaña mucho después de haberlo acabado.

La traducción del original en alemán es del cacereño Luis Fernando Moreno Claros, licenciado en Filosofía por la Universidad de Salamanca que amplió estudios en Alemania y aprendió tan bien el idioma, que desde hace años se dedica a la traducción.

Franz Kafka
 
Franz Kafka (Praga, 1883-1924) fue un escritor de origen judío, nacido en la capital checa (entonces parte del Imperio Austrohúngaro), que escribía en alemán. Está considerado como uno de los genios de la literatura universal.

Su madre provenía de una buena familia alemana y su padre, que dirigía un negocio textil con quince empleados, siempre fue severo, rígido y muy exigente. Franz, llamado así en honor del emperador Francisco José I, era el mayor de seis hermanos y sobre su cabeza cayó todo el peso de una educación muy estricta. Hablaba checo, alemán y francés.

Estudió Derecho, se doctoró en leyes y comenzó a trabajar en compañías de seguros llenas de una burocracia en la que llegó a ser muy competente y de las que extrajo ideas para sus mejores obras. En 1912 escribió «El juicio» en ocho horas y se dio cuenta de que quería ser escritor y cinco años después, en 1917, se le diagnosticó una tuberculosis.

Su frágil salud y el desprecio de su padre marcaron su vida. Era vegetariano y partidario del naturismo; consumía grandes cantidades de leche sin pasteurizar, tenía insomnio y fuertes dolores de cabeza. Tenía una personalidad compleja y atormentada. Muy inteligente y sensible, tímido, retraído y acomplejado, tenía miedo continuo a ser rechazado.

Al morir de una pulmonía, dejó encargado a su amigo y albacea Max Brod que quemase todos sus manuscritos, pero afortunadamente no le hizo caso y los publicó casi todos.

Reiner Stach
 
Reiner Stach (Rochlitz, Sajonia, 1951) es un autor alemán. Estudió Matemáticas, Filosofía y Literatura. Se doctoró con una tesis titulada «El mito erótico de Kafka. Una construcción estética de la feminidad». Ha trabajado para varias editoriales alemanas como editor de ciencia y de no ficción en diversas editoriales alemanas. Especializado en la vida y obra de Kafka, ha escrito numerosos artículos y textos sobre él, especialmente una edición definitiva de sus obras completas y una monumental biografía en tres volúmenes que le llevó diez años de trabajo.

Publicado por Antonio F. Rodríguez.

miércoles, 17 de abril de 2024

Cuentos de cabecera - Osamu Dazai

Título: Cuentos de cabecera                                                                                                 Autor: Osamu  Dazai

Páginas: 256 pág.

Editorial: Satori

Precio: 22 euros 

Año de edición: 2023

Los llamados libros de cuentos de cabecera japoneses son recopilaciones de cuentos tradicionales para niños, probablemente llamados así porque están pensados, como en occidente, para ser leídos a los críos antes de dormir. Este curioso volumen, aparecido por primera vez en 1945, retoma cuatro de esos cuentos clásicos, algunos de más de mil años de antigüedad: «El lobanillo desaparecido», «La historia de Urashima», «La montaña de Kachi-kachi» y «El gorrión de la lengua cortada». 

El autor los versiona de una manera muy original: dentro de una narración, en la que una familia se encuentra en un refugió antiaéreo, un padre lee a sus hijos estos cuentos mientras se oyen caer las bombas, una situación que debió de resultar familiar entonces. El progenitor, más que limitarse a leer las historias originales, las comenta y adereza a su gusto, con lo que Dazai nos ofrece una versión personal, irónica y algo cínica, en la que pone en solfa los estereotipos más habituales y trata de aportar una explicación racional a algunas de las lagunas de lógica de las versiones clásicas, manteniendo ciertas dosis de fantasía y algunas criaturas imaginarias, pero dotadas de vicios y virtudes muy humanos.

En los cuatro cuentos, se puede vislumbrar al autor escondido veladamente detrás del protagonista y, también en los cuatro, parece que el tema de fondo que quiere resaltar el escritor es el de las relaciones hombre-mujer. Se perciben tanto una burla y ridiculización de la vanidad masculina como una cierta misoginia. El libro está escrito asumiendo que el lector conoce las cuatro historias originales, así que esta edición las incluye en un anexo al final, que recomendamos leer en primer lugar. 

En el primer cuento, sobre un viejo borracho y su querido lobanillo, se critican las relaciones familiares y el desprecio del arte sofisticado frente al más espontáneo y natural. En «La historia de Urashima» hay un maravilloso viaje a lomos de una tortuga a un Palacio del Dragón submarino, y en los primero párrafos, puede verse una descripción de la familia del propio autor. El tercer texto está impregnado de amargura y puede reflejar tanto las relaciones de Dazai con algunas de sus jóvenes amantes, como el intento de suicidio en el que solo su pareja se ahogó. Por último, en «El gorrión de la lengua cortada», aparecen lo que pueden ser algunas escenas de la vida conyugal del escritor, con una esposa que le recrimina continuamente su apatía.

En suma, una versión muy personal de cuatro cuentos tradicionales japoneses, que pueden parecer algo crueles y duros para los niños, pero lo mismo ocurre con los occidentales, que muestran retazos de la atormentada vida del autor y también su capacidad genial para contar historias complejas y atractivas. Se recomienda leer primero los textos originales del anexo, después la biografía de este hombre y por último, estos cuentos de cabecera divertidos, sorprendentes y a veces mordaces.

La traducción directa del japonés y el prólogo, que sirve como introducción muy ilustrativa, son obra de Daniel Aguilar Gutiérrez, un madrileño muy aficionado al cine, los fanzines y el manga que, después de estudiar Química, vive en Japón desde 1992 trabajando como traductor e intérprete.

Osamu Dazai (Prefectura de Aomiri, 1909-1948), pseudónimo de Shuji Tsushima, es un escritor japonés, uno de los ocho hijos de un terrateniente que, debido a su frágil salud, fue criado por la servidumbre. Cuando creció, comenzó a llevar una vida bastante licenciosa y destructiva. Se intentó suicidar por primera vez a los 18 años, ingiriendo barbitúricos. Tres años después se fugó con una geisha de rango bajo, lo que supuso su expulsión de la familia. Diez días después volvió a intentar el suicidio, esta vez tirándose al mar con una chica de 18 años que acababa de conocer. La joven murió y él sobrevivió.

Fue readmitido en la familia, se casó con la geisha, comenzó a escribir y sentó la cabeza durante una temporada. Fue un maestro en el género watakushi shosetsu, relatos autobiográficos. En otra crisis intentó ahorcarse y poco después, debido a una operación de apendicitis, se hizo adicto a la morfina.

Siguió escribiendo, pero su vida siguió siendo un poco caótica: intentó suicidarse de nuevo junto con su mujer ingiriendo somníferos, cuando descubrió que la había sido infiel; se divorció, se casó con una maestra, tuvo tres hijos y una aventura en la que dejó embarazada a una admiradora; se hizo alcohólico, y finalmente se fugó con una esteticista, con la que consiguió suicidarse, en el quinto intento, tirándose a un canal. Tenía sólo 38 años.

 Osamu Dazai

Publicado por Antonio F. Rodríguez.